Editorialmente hablando: ZW Agencia Literaria.
Durante estos meses hemos hablado con editoriales, escritores y escritores negros, pero nos falta un punto de vista diferente: el agente literario.
El agente literario se encuentra entre el mundo editorial y el de la escritura, actuando de nexo y de criba entre ambos. Casi parece una posición de riesgo en la que muchos no querrían estar. Agudizar los sentidos, enfrentarse a los YO escritores, leer y tener la sensación de que no puedes dejar escapar a ese autor, son algunos ejemplos de lo que hay tras el telón que cierra el escenario. Hablamos de todo ello con Mamen de Zulueta, de la Agencia ZW.
-Hemos escrito un libro y nos decimos por recurrir a un agente literario. Os mandamos el manuscrito y a partir de ese momento ¿qué sucede?
Puede que no suceda nada porque no se acepte el manuscrito. Porque no nos interese la temática, haya una falta absoluta de estilo, estemos saturados o simplemente la manera en la que se ha enviado. Muchos envían los manuscritos con faltas de ortografía, otros imponen su obra o hay una excesiva soberbia “usted no ha leído nada como esto”. Es posible que sean buenas obras pero es un mal comienzo. Para él con la agencia y para él como escritor En el mundo del arte el efecto sobre la imbecilidad se duplica y es una dificultad añadida que hay que evitar por interesante que pueda ser la obra, a la larga complica pero los contratos tienen un tiempo estipulado. Sea cual sea la respuesta siempre mantenemos comunicación. Lo más difícil es comunicarle a un autor que no se le va a representar porque sabemos todo lo que ha entregado a nivel emocional y en horas de trabajo. No todo lo que se escribe puede tener un lector o una salida. Si la obra nos interesa fijamos un tiempo máximo de lectura. A veces es complicado cumplir el plazo porque hay varios lectores y hay que coordinar con otras lecturas .Si la obra debe pasar por muchas correcciones, y no me refiero solo a correcciones ortotipográficas sino de estilo o de narración, la desechamos aunque le hayamos dado un primer pase de entrada .Porque no tenemos una obra ni un autor, tenemos una magnífica sinopsis. A veces es al contrario, una obra está correctamente escrita pero resulta difícilmente “colocable”. Pero si todo encaja, y son muchos factores, comenzamos con todo el proceso que supone representar la obra de ese autor. Es muy arriesgado empezar una agencia con un alto volumen de obras sin un género definido, un alto número de autores que no vas a poder atender u obras que se adquieren por compromiso. El mundo del libro es un mapa con unas coordenadas cada vez más difusas. Es un trabajo duro porque el mundo del libro lo es. Como en todos los que se mueve negocio. Pero ya que en internet se anuncia que por 27 euros se puede publicar, no creo que se necesite un agente pero si se sigue buscando es por algo. Piensan que el camino se hace más corto y menos fatigoso. Que la publicación está asegurada. Y no es cierto. Muchos quieren ver sus libros publicados sea como sea pero para la mayoría se trata de verlos publicados en una editorial que consideren fiable, que les garantice una adecuada distribución y comercialización y que manejen bien los medios de comunicación pero es fundamental que conozcan los límites de su obra y los límites como autores.
-¿Qué cantidad de manuscritos recibís al año?
Una media de dos obras diarias. Contactan a través de la página web o a través de amigos o conocidos que escriben y que conocen la agencia. A veces no son obras inéditas sino que nos envían obras que ya han sido publicadas y que han recuperado los derechos de explotación. Adjuntan reseñas o premios pero un premio no garantiza la permanencia ni las reseñas son indicadoras fiables en muchos casos. Hay un derecho inherente a la palabra de cada uno que hace que su obra se vea en ese derecho de ser divulgada pero como dijo Louis Robert Stevenson “Hay una plaga prescindible empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie y encima quieren que la gente los lea y paguen por ello.” Un agente selecciona, filtra, intenta contener esta burbuja, aligera todo este proceso…Algunas editoriales no quieren ya trabajar directamente con autores. Sin embargo, conocimos una editorial a la que le ofrecimos nuestros servicios (es algo que se suele hacer también) nos trató con mucha desconfianza. Luego entendimos que había creado un negocio de coedición que se sostenía de la ignorancia del autor sobre sus derechos. Son pocos los casos afortunadamente. A la agencia llegan autores que no entendieron en qué medida los contratos que firmaron tenían unos tiempos estipulados, unas cláusulas que hay que saber leer.
También hay que tener en cuenta que nuestros autores nos envían otras obras suyas o que pedimos un tipo de obra por encargo porque alguna editorial la requiere.
-No vamos a dar nombres, pero imagino que esa situación es más común de lo que nos pensamos. Me decía un editor que “el autor es infiel por naturaleza y se marcha donde más dinero pueda sacar”, de ahí el baile de editoriales y autores, baile que muchas veces traspasa la privacidad de los contratos y se convierte en una guerra abierta y pública. ¿Cuándo un autor ha tenido o tiene en curso litigios legales con editoriales, tiene más difícil conseguir un contrato?
Lo del baile de editoriales se dará con autores que vendan mucho. Y en este país son muy pocos. Sí sé de autores que prescinden de agentes cuando consiguen que su primera obra se publique y se buscan un gestor que les lleve las cuentas así se ahorran pagarle el tanto por ciento de la liquidación anual.
Los mayores conflictos provienen de la dificultad de hacer una lectura correcta del tema distribución de la obra y el tema de la liquidación. Los cálculos del autor no coinciden nunca con los enviados por la editorial. Hay una laguna extraordinaria para poder descifrar este paradigma que existiendo después de siglos de vida editorial. También la falta de publicidad de la obra o de atención por parte de la editorial es motivo de conflicto pero esto último no atenta contra ninguna cláusula. La agencia intenta ser mediadora siempre.
Por lo general el autor piensa más en el reconocimiento que en el beneficio económico. Casi todos son conscientes de que esto no enriquece. Manejar estos egos también forma parte de nuestro trabajo. Un autor no lo tiene más difícil conseguir un contrato si ha tenido litigios con otra editorial siempre que sea un autor que venda. Son los resultados lo que interesan. Y siempre he dicho que tanto agentes como autores como editores estamos a una: que el libro se edite en las mejores condiciones y que cree lectores fieles, que se venda. La labor del agente está en crear un lenguaje común entre los tres. Estoy hablando en términos muy generales.
-¿Los criterios de selección están basados en la calidad literaria, en las posibilidades de éxito comercial…?
Es a veces una cuestión de corazonada o de intuición. Y de equivocarte mucho. Que llegue una obra que reúna innovación, calidad literaria y éxito comercial es El Dorado para una agencia. Puede trabajar ya con los autores que desee, elegir con más libertad. Pero el lector ha cambiado. A veces tienes una obra y piensas: qué mal escrita está o qué historia tan poco original pero se viene un pensamiento inmediato que antes no se te venía a la cabeza: puede esta que venda más que ninguna. Hay bajos perfiles que están vendiendo bien. No hay fórmula que funcione. Se puede escribir bien pero tener ese algo que te haga ser grande…eso es uno en una década o más. Pero mi familia ha estado muy vinculada la Institución Libre de Enseñanza y a la Residencia de Estudiantes. He crecido alrededor del sonido , la estética y el espíritu de lo que considero buen hacer en la literatura .Es casi una traición verlo solo desde esa perspectiva comercial pero una agencia es una empresa, es un engranaje más de la industria ,aunque la calidad literaria es siempre el campamento base desde donde partir. No aceptamos obras que no tengan una calidad mínima aunque si queremos continuar por la agencia y por nuestros autores tenemos que afilar el olfato para las mesas de ventas.
-Una vez que está aceptado el proyecto, ¿cómo se desarrolla la labor del agente?
Todo tiene que moverse a la velocidad que el libro se está moviendo hoy. Una vez aceptado comenzamos todo el proceso de contratación, de papeleo. Enviamos contratos e intercambiamos datos e información. Intentamos (y hasta ahora es así) conocernos personalmente. Así que acordamos un encuentro. Luego el trabajo es nuestro. Contactamos con editoriales para envío de manuscritos; colocamos las obras; conseguimos presentación de libros; ordenamos ,sistematizamos y controlamos la informatización de ventas, las liquidaciones de derechos, los pagos; estamos pendientes de nuevas obras del autor; de nuevas correcciones; buscamos entrevistas…intentamos diversificar. Participamos en proyectos relacionados con el libro donde incorporamos a nuestros autores, siempre que aporten algo y en igualdad de condiciones que el resto y creamos plataformas de proyección para ellos. Los procesos son lentos y a veces desesperanzadores pero seguimos. Las editoriales ralentizan mucho el proceso, la comunicación, pero tienen unos protocolos complicados que el autor debe entender también. A veces la respuesta de lectura puede llevar ochos meses. En la agencia estamos Covadonga Bernáldo de Quirós, que es periodista y lleva comunicación y yo .Hacemos de todo .Y luego están los lectores profesionales que hacen los informes de lectura. El mundo editorial es un mundo muy maduro pero muy cerrado, la comunicación no fluye y los autores desconocen aspectos tan fundamentales como el tema de la distribución. Hay saturación, falta de apuesta a noveles, falta de información, invasión de autores extranjeros, concepto erróneo de gratuidad de la cultura y dependencia a un sistema de subvenciones muy dañino. Entre otros graves errores.
-¿Un agente “cobra” desde un primer momento o cuando el libro es aceptado por una editorial? ¿Cómo funciona el sistema de pagos?
La agencia solo cobra si son informes de lectura por encargo. Es un servicio más de la agencia. Nosotros hacemos correcciones de las obras de nuestros autores pero no se cobra por ello. Forma parte de la representación. Cobramos un porcentaje del anticipo o de la liquidación anual que la editorial hace al autor. Nada más. También cobramos un tanto por ciento de los premios que recibe el autor pero si es obra representada o de las adaptaciones audiovisuales de esa obra. Podemos estar trabajando con un autor sin descanso durante un año o más y no cobrar absolutamente nada por ello. Y seguimos ahí, apostando por él. Es algo que asumimos desde el primer momento. Una agencia requiere mucha inversión inicial y mucha fe.
-¿Qué tipo de novela es la que más se recibe? ¿Histórica, policiaca…?
De todo tipo. Pero sobre todo recibimos histórica, terror, ciencia ficción y fantástica. Son las generaciones que están creciendo con los juegos de rol, las nuevas tecnologías. Con una capacidad para fabular extraordinaria. En las agencias pasa como en cualquier agencia artística. Un escritor husmea y ve qué escritores hay y si quieren compartir con ellos la agencia. Nosotras vamos despacio. En ZW hay autores noveles y no noveles. Autores que han publicado con editoriales como Penguin o Random House y otros que aún no lo han hecho en ninguna. Autores que han recibido algún premio internacional con otros que tienen premios de ayuntamientos locales. Todos son escritores. Rechazamos siempre una carta de presentación que empiece: “ahora que el género de terror está tan de moda, he escrito una obra que puede vender…” Hay una tipología de autor con el que no deseamos compartir ninguna travesía literaria ni vital. Por ejemplo, los que piensan en la sala llena y en la firma sin descanso antes que en el gozo de la escritura y en hacer un buen trabajo que le satisfaga a él antes que al lector. Es verdad que damos unas pautas para que la obra entre bien en el mercado pero no convertir al escritor en un mercenario al mejor postor sino en alguien que sepa moverse en este complicado entramado que tarde o temprano convertirá al solitario contador de historias en alguien que deberá saber vender su obra. El marketing editorial es una lección que aprenderá rápido.
-Supongo que os llegan textos muy variados. En los 90 aparecieron autores a los que se trató de representantes generacionales (Mañas, Loriga, Copland), ¿en los últimos años se puede hablar de este tipo de tendencia o por el contrario este tipo de modelo de autor ha pasado a la historia?
Creo que esos iconos no pueden surgir ya en este nuevo orden social e intelectual tan difuso y complejo .Eso de los relevos generacionales…Es hacer de la literatura material de desecho, una necesidad de continua renovación. Y luego hay un tipo de autor de obras para minorías que no necesita un agente. Tiene su círculo de amigos, también escritores o críticos, que le protege a nivel literario. Su amigo editor independiente que le encuentra una oportunidad de publicación o un blog que es un nuevo formato de edición. Ahora se buscan autores que vendan, que sepan moverse bien ante los lectores, que los fidelicen, que sean buenos comunicadores y que escriban obras con una asiduidad y una garantía de calidad constantes. Que se sepan mover en las redes sociales .Un conocido editor comenta que tienen que ser como buenos caballos de carreras, de raza o no pero de largo recorrido.
-“Moverse en las redes sociales” es ya una obligación para el autor, sobre todo si es el propio autor el que gestiona esos perfiles y esa promoción. También creo que puede haber algo de “venenoso” en esa pequeña parcela de fama que puede ser la red, de hecho ser conocido en la red no implica asegurarse muchas ventas de libros. Por un lado acercamos al autor a los lectores, pero por otro también alimentamos a veces un ego que posiblemente funcionaría mejor recibiendo una atención menos inmediata, más lejana. ¿Os encontráis con este tipo de problemas, autores con tendencia al ego superlativo y lectores que en realidad son groupies mediáticos pero que no son compradores reales?
Yo parto de la idea de que en este país no se lee y que en la red pocos leen a pocos. Es materialmente imposible. Hay una invasión agotadora y en el exterior el fenómeno de rotación del libro es extremo también. Hay que diferenciar entre promocionar una obra ya publicada y en dar a leer una obra no publicada en la red. Esa especie de making off a priori. Cómo poco a poco a poco van desvelando una obra que saldrá al mercado. Esto es nocivo. Se quema la obra. Es una opinión muy personal. A mí, por otro lado, me espanta un poco que Facebook o Twiter sea una manera de propagar así la literatura. Aquí no vale todo. Hay que ser muy respetuoso con este oficio. El autor no controla la imagen que proyecta No puedes estar poniendo a prueba una obra continuamente. O alimentando el ego de manera tan artificiosa. Todo proceso creativo requiere discreción. Parte del poder que un autor adquiere proviene del misterio del esfuerzo que uno supone invertido en esta creación. La palabra navega con mucha facilidad .La verdadera literatura es otra cosa. Hay géneros que se ven muy beneficiados (hay superventas ahora que provienen de una campaña de marketing extraordinaria en las redes sociales) pero aun así hay que saber manejarlos ante el lector virtual porque son de consumo instantáneo sobre todo si es un lector joven. Pero nada puede sustituir al contacto directo. Al trabajo laborioso y a la sensación que supone la sorpresa de un trabajo inédito desde la humildad del oficio de escritor.
-¿Cuál es la media de edad de los autores que contactan con vosotros?
De todas las edades pero llama la atención que haya autores de edad avanzada que escriben mucho para jóvenes y con una escritura fresca y con historias esperanzadoras y gente muy joven con una escritura torturada y fatalista. Recibimos muchas propuestas de autores de Chile y Argentina .Es difícil representarlos sobre todo porque no pueden asistir a presentaciones de libros o firmas y el contacto con el lector es fundamental para las editoriales. Sus libros han tenido muy poca distribución en sus países de origen y quieren una oportunidad en España. Hablo siempre desde la experiencia de ZW.
-¿Cómo sería a la inversa, es decir, hay proyección de un libro de un autor español en el mercado extranjero, o tiene que ser un superventas para que una editorial arriesgue hasta ese punto?
Aún no nos hemos metido en esto porque es un tema muy delicado y hay que saber bastante, estar muy profesionalizados. Nos queda camino aún. Hay que conocer bien el mercado y qué se vende bien fuera. Ya bastante complicado es conocer los nuevos modelos de contrato, negociar los derechos vinculados a la publicación electrónica y a la adaptación audiovisual o saber manejar los derechos de explotación de un contrato estándar. Por ejemplo, en él se ofrece a la obra del autor traducciones que en un porcentaje muy alto no se van a realizar. Es un modelo fosilizado de contrato. Un agente debe saber negociar esto y retener este derecho para el autor. Negociarlo con otra editorial que se lo garantice en esa lengua de forma que puede firmar tres contratos de la misma obra en tres lenguas distintas. Sacar de un contrato, tres. Es una manera de que el libro no se quede secuestrado en una única lengua. Un libro que no se edita no existe. Por mucho contrato que se haya firmado.
– Casi todas las editoriales supuestamente trabajan con autores noveles, pero lo cierto es que es necesario un currículum mínimo, ¿Cuáles serían esos mínimos imprescindibles para que un agente considere el representar a un autor?
Las editoriales independientes sí apuestan por los noveles, arriesgan más. Pero también tiran de los clásicos para asegurarse ventas. ZW trabaja con noveles fundamentalmente. En la página web no aparecen aún todos los representados pero en un mes podréis verlos. Carmen Balcells hablaba de que estas editoriales eran como hongos. Sí, pero los hongos bajo los grandes árboles, que serían las grandes editoriales, crean una imperceptible y necesaria humedad. Unos microorganismos vitales imprescindibles. Y si no dependen de subvenciones, microorganismos más fortalecidos aún. Y más garantías de supervivencia para todos. No puedes dar consejos para escribir bien porque, entre otras cosas, el talento está instalado en un gen determinado pero sí puedes dar consejos de actitud que en esta profesión son tan válidos como el oficio de la escritura en sí.
Creo que un novel tiene que haber leído (y eso se nota) y seguir haciéndolo, formarse en el lenguaje y seguir haciéndolo. No copiar, tener su propia voz. Una mirada singular. Ser humilde y ser muy receptivo a los cambios que se puedan producir en su obra. Ser consciente de que su tiempo de espera puede eternizarse y no confiar en la opinión de amigos o familia que pueden ser malos lectores. Y sobre todo debe conocer los límites de su obra, de él como escritor. Saber retirarse a tiempo. Pero hay grandes escritores que deberían estar al lado de grandes talentos noveles. Es un mundo muy insolidario el del escritor. Pero un autor novel que no publica encontrará muchas razones por las que no publica pero para un autor que ha publicado un libro y no consigue publicar uno segundo el grado de frustración es mayor.
-Esto está claro que es un negocio, tanto las editoriales (del perfil que sean) como los autores, buscamos reconocimiento y que eso que hacemos nos permita ganarnos el pan. Tal vez por eso mismo cada vez más autores de poesía dan el salto a la narrativa con la esperanza, además del reto creativo de pasar de una disciplina a otra, de “vivir de escribir”, algo que es muy complicado. ¿No representáis poetas por motivos económicos (menor venta de libros)?
Es cierto que asumimos el trabajo y la inversión económica que conlleva el representar a un autor pero no queremos ahora aumentar la sensación de que esto es más fatigoso. Las editoriales que se dedican a la poesía no tienen tan definida una línea editorial como un tipo de poeta. Desconocemos ese territorio. Además la poesía se mueve también mucho en otros espacios, en los escenarios. Triunfa mucho la perfopoesía, la poesía escénica. En Sevilla hacen una labor inmensa Cangrejo Pistolero. Eso es convertirnos en una especie de road manager. Tiempo que no tenemos. Se necesita un agente más especializado que visibilice toda la energía que un poeta necesita y sepa canalizar todas las posibilidades que se presentan, que son muchas. Y la agencia necesita ofrecer a sus autores un tiempo cada vez de mayor calidad y eso se consigue con cierta solvencia también. Con menos pluriempleo. No nos engañemos.
«En este trabajo siempre te planteas seguir o no, pero, como dice John Updike: «El artista aporta al mundo algo que no existía antes, y lo hace sin destruir nada», por lo que siempre va a merecer la pena. Muchas veces el autor culpa a la editorial o al agente de no gestionar bien su obra, pero el lector es el mayor grado de exigencia como diría Cristina Fernández Cubas. El autor no puede perderlo nunca de vista, pero sí escribir como si no existiera. Ni editoriales ni agentes.»-Mamen de Zuleta.
» Hay bajos perfiles que están vendiendo bien.»
Esto y la ley del mínimo esfuerzo lo explica casi todo. Porque falta el resto: Hay altos perfiles con los que no vale la pena arriesgarse. Para qué, si el negoicio ya funciona con los otros…
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Buenas. Buena información la que leí, me intriga bastante… en especial al saberme una escritora que tiene años de escritura y pocas novelas. Pero, eso es lo de menos porque deseo una asesoría con unas de mis novelas, ya que respectivamente soy rechazada por otros agentes literarios. No espero una rápida respuesta, pero si una ayuda, de la cual llegaré agradecer.