V Aniversario de Nórdica Libros en "La buena vida"
Wakefield, Ana Juan y Javier Zabala se reunieron la tarde del 24 de marzo para celebrar 5 años de literatura nórdica e ilustrada.
Nórdica Libros comenzó su colección de ilustrados con dos títulos en la cabeza: Bartleby el escribiente y Wakefield. Hace cuatro años Zabala se encargó de ilustrar el primero y hace un mes, exactamente el 27 de febrero, se acabó de imprimir el segundo en una edición con la que la editorial se desea unos felices 5 años y que sean muchos más.
Nórdica Libros comenzó su colección de ilustrados con dos títulos en la cabeza: Bartleby el escribiente y Wakefield. Hace cuatro años Zabala se encargó de ilustrar el primero y hace un mes, exactamente el 27 de febrero, se acabó de imprimir el segundo en una edición con la que la editorial se desea unos felices 5 años y que sean muchos más.
A las nueve de la noche empezó una conversación entre Javier y Ana alrededor de la ilustración a la que Wakefield aún tardó un rato en sumarse. En las ilustraciones de Ana algo ha pasado o algo va a pasar, lo inquietante está en toda su obra. El ilustrador reconoce en el trabajo de su compañera historias que van mucho más allá de la fotografía de un momento concreto en el relato, ella lo confirma. En una imagen quiere mostrar lo que ha pasado, lo que está pasando y lo que va a pasar, y si en el camino se cruza un personaje ajeno al texto pero amigo de su representación gráfica, la cosa se pone interesante.
Cuando Wakefield se une a la conversación, Ana confiesa que le costó adentrarse en su laberinto sin perderse por el camino. Este señor, capaz de abandonar a su mujer durante 20 años para verla sufrir desde muy cerca, recibe desde la primera línea el desprecio de su creador, Nathaniel Hawthorne. Ana no le defiende, sus manos comienzan por dibujar la casa, y en la casa, la esposa que espera. El tiempo se define por el deterioro de esta mujer sin nombre propio, condenada a llevar el de un marido que juega a hacerla sufrir en un intento por aprender a sentir algo.
Cuando Wakefield se une a la conversación, Ana confiesa que le costó adentrarse en su laberinto sin perderse por el camino. Este señor, capaz de abandonar a su mujer durante 20 años para verla sufrir desde muy cerca, recibe desde la primera línea el desprecio de su creador, Nathaniel Hawthorne. Ana no le defiende, sus manos comienzan por dibujar la casa, y en la casa, la esposa que espera. El tiempo se define por el deterioro de esta mujer sin nombre propio, condenada a llevar el de un marido que juega a hacerla sufrir en un intento por aprender a sentir algo.
Wakefield lleva sombrero, apellido y abrigo, pero Ana no le pone cara para respetar su deseo de ocultarse. Salvo un par de malas palabras sobre su persona, nadie se molesta en pensar sobre él mucho más. La casa sin embargo merece otra reflexión de Zabala, la casa en esta historia es otro personaje.
Todos asentían con amabilidad pero nadie logró lanzar una pregunta entre las hileras de libros de La buena vida hasta estos premios nacionales de ilustración.
Finalmente Diego Moreno cerró la tertulia invitándonos a esperar una nueva edición de Caperucita Roja, ese cuento por el que todo ilustrador acaba transitando antes o después, donde Ana y Javier aportarán imágenes junto con otros colegas de profesión. El clásico de la ilustración asediado por soldados españoles.
Finalmente Diego Moreno cerró la tertulia invitándonos a esperar una nueva edición de Caperucita Roja, ese cuento por el que todo ilustrador acaba transitando antes o después, donde Ana y Javier aportarán imágenes junto con otros colegas de profesión. El clásico de la ilustración asediado por soldados españoles.
No cabe duda de que estos cinco años son sólo el comienzo de una larga historia.