Un monstruo literario: entrevista con Jiří Kratochvil
Por Graciela Rodríguez Alonso.
Jiří Kratochvil es considerado uno de los escritores checos más importantes del momento. De hecho, el propio Milan Kundera afirma que sus obras “son el mayor evento en la literatura checa desde 1989”. Entre muchos otros premios literarios ha recibido el Premio Tom Stoppard (1991), Premio Egon Hostovský (1995), Premio Karel Čapek (PEN Club, 1998) o Premio Jaroslav Seifert (1999).
CarasB se citó con Kratochvil (quien se define a sí mismo como narrador y no como escritor) en la librería La Buena Vida a propósito de la publicación en España de su novela En mitad de la noche un canto (Editorial Impedimenta).
CarasB: Ha recibido casi tantos premios literarios como trabajado en cantidad de oficios alejados de la literatura. Operador de grúa, telefonista y hasta vigilante nocturno de una granja avícola son solamente algunos ejemplos. ¿Cómo hizo para conseguir que la literatura se convirtiera finalmente en su único oficio?
Jiří Kratochvil: Yo no hice nada, eso lo hizo la caída del muro de Berlín. Mi pasión desde niño es contar historias. A mis compañeros de clase les contaba historias de los indios del Oeste y les encantaba escucharme. Cuando tenía nueve años pasé tres meses en un sanatorio aquejado de una grave enfermedad y durante aquellos meses divertía al resto de los niños con mis historias. Cuando mi madre vino a buscarme el personal del hospital no quería que yo me fuera porque con mis historias había conseguido que todos estuvieran tranquilos. Aquella fue la época más feliz como escritor. Podía mirar a los ojos de mis oyentes y sabía si se lo estaban pasando bien o no, cosa que no puedo hacer con los lectores de mis libros: nunca estoy seguro de si se divierten.
CarasB: Pero sí podemos decir que en sus historias usted juega con los lectores y parece disfrutar mucho al hacerlo. ¿Está de acuerdo?
Jiří Kratochvil: Sí, es verdad, juego con ellos, pero estos momentos divertidos se mezclan con momentos de gran desesperación que comparo con los dolores de parto, porque cuando acabo un libro lo he pasado tan mal que me digo, jamás volveré a escribir un libro. Pero con el tiempo olvido lo mal que lo pasé, vuelvo a escribir y a tener otro niño.
CarasB: Su nombre está unido al de Milan Kundera quien afirma que usted es lo más importante que ha ocurrido en la literatura checa desde 1989. ¿Cómo ha influido Kundera en sus obras?
Jiří Kratochvil: Kundera sobresale entre los escritores de la literatura checa porque él no refleja una realidad sino que construye una realidad. Yo hago lo mismo porque no me gusta la realidad, no me gustan las cosas reales y lo que quiero es construir otra realidad. Pienso que ésta es la mayor influencia que Kundera tuvo sobre mí.
CarasB: ¿Su amor por la posmodernidad (reflejado en su obra O Posmodern, my love de relatos cortos) nace de sus posibilidades narrativas, metaliterarias, experimentales y transgresoras? Hablar con el lector, engañarle, montar y desmontar la misma historia ante sus narices, ¿es eso lo que ama?
Jiří Kratochvil: Cuando acabé mi primera novela, en los años ochenta, el profesor Cervinka la calificó como posmoderna. Hasta ese momento yo sólo había oído hablar de posmodernidad en relación con la arquitectura, nunca con la literatura, así que yo mismo estaba sorprendido al oír que mi novela era posmoderna. Luego, en los noventa muchos críticos atacaban el estilo posmoderno, considerándolo un movimiento que acababa con los valores tradicionales y yo me sentí obligado a defenderlo de forma irónica y así surgió O Posmodern, my love. Me encanta jugar con los lectores de la forma que ya hemos comentado pero no creo que mi obra sea posmoderna.
CarasB: Se dice que en su escritura se aprecian rasgos de Günter Grass, Milan Kundera, Bruno Schulz e incluso Jorge Luis Borges. ¿Cuáles son algunos de sus escritores favoritos? ¿Alguno español?
Jiří Kratochvil: Es una vergüenza (bromea), pero sólo Cervantes. Ahora bien, me llevo de vuelta a Chequia una lista de escritores españoles contemporáneos que quiero conocer. Pero me encantan Cortázar, Sábato, García Márquez, Mújica Laínez y muchos otros escritores iberoamericanos, disfruto con su literatura.
CarasB: Hace casi veinte años que escribió En mitad de la noche un canto y ya entonces Petrik quería que el laberinto construido por su abuelo se tragara a todos aquellos que acechaban a su familia. Pero fue él el que acabó en las entrañas de ese “animal renqueante, ahora invisible, que cojea y con el rabo borra las huellas que va dejando tras de sí”. Leo que en La promesa del arquitecto el laberinto por fin se traga a unos cuantos de aquellos que acechaban a Petrik. Por favor, hábleme del laberinto y de quienes lo construyen o se ven obligados a construirlo con cemento o con la imaginación.
Jiří Kratochvil: Realmente veo toda la vida como un laberinto que me atrapa y la única defensa es construir mi propio laberinto. Sólo así, con
mi propio laberinto, puedo escapar del laberinto de los demás. Porque además, sólo los laberintos literarios son aceptables.
CarasB: La muerte está presente en cada página de esta novela. Pero es una muerte que, a pesar de la brutalidad, es tratada con una mezcla de ironía, sarcasmo y ternura. Creo que sólo quienes vivieron inmersos en la muerte, atenazados entre Hitler y Stalin, aplastados por el totalitarismo, pueden hablar así de la muerte. No es la muerte que narraron e. e. cummings o Vonnegut, pues ellos estaban de paso. ¿Cree que ese estar de paso cambia necesariamente la forma de narrar lo vivido?
Jiří Kratochvil: Hemingway dijo que toda historia buena acaba con una muerte y yo creo que cada escritor está obsesionado con el tema de la muerte. Hay dos temas fundamentales: el amor y la muerte. Acabo de escribir un cuento que se llama Del amor y de la muerte. Se desarrolla en el año 2020 cuando Europa está ocupada por una tribu asiática que quema todos los libros para que los ocupados no puedan pensar ni en el amor ni en la muerte. Pero no funciona y, finalmente, no tienen más remedio que reconocer que no es posible vivir sin pensar en ambas cosas.
CarasB: El humor es fundamental en su forma de narrar. ¿Sería posible contar ciertas cosas si no fuera por el Humor (con mayúsculas)?
Jiří Kratochvil: Yo me considero humorista y me encanta que mis lectores también se diviertan con mis obras. No sabría escribir sin humor, pero también creo que hay escritores dramáticos o sentimentales que pueden escribir sin humor.
CarasB: “La guerra es una prensa apocalíptica que exprime ante nuestros ojos a la humanidad para extraer una pulpa espesa y aterradora”, dice el padre de Petrik. ¿Cree que los nacionalismos forman parte de esa pulpa? Me refiero al nacionalismo que considera al otro el mismo diablo y por lo tanto prescindible.
Jiří Kratochvil: No sólo el nacionalismo es parte de esa pulpa, es algo más complejo. Todas las corrientes, las ideologías que están por encima de la vida humana, por encima del individuo, empiezan las guerras y las guerras acaban con el hombre. Se trata no sólo de ideologías políticas, pueden ser también religiosas o de otro tipo, cualquier extremismo que no tenga en cuenta la vida humana es peligroso. Pero creo que la literatura existe precisamente para ridiculizar todas esas formas de pensar y ayudarnos a luchar contra ellas.
CarasB: Emplea el término “jaula del tiempo” para referirse a esos instantes mágicos que nos atrapan para siempre. ¿Cree que las jaulas del tiempo son las que nos salvan o bien nos hacen prisioneros o ambas cosas a la vez?
Jiří Kratochvil: Bueno, una jaula no deja de ser una trampa y como tal nos encierra privándonos de libertad. Abandonar la niñez exige salir de esa jaula que es al mismo tiempo maravillosa y llegado un determinado momento sólo se consigue si uno se escapa de esa jaula maravillosa.
CarasB: ¿Por qué le gustan tanto los magos y hechiceros? Incluso menciona a un mago vasco…
Jiří Kratochvil: Cuando era un niño llegó a Brno un mago. Quise ir a verlo y quedé hechizado con sus trucos de tal forma que esa experiencia me ha acompañado toda la vida. Creo además que el arte es magia pero también tiene un lado oscuro, tenebroso… En fin, después de aquello pensé que sería escritor o mago. El tiempo me demostró que no tenía dotes para la magia así que no me quedó otra que ser escritor.
CarasB: “La historia nos ha pasado por alto y hoy parece que está olvidado todo aquello que se supone pasamos los hijos de emigrados”. ¿Quiénes eran los hijos de los emigrados? ¿No se utiliza en checo el término “exiliados”? ¿Consigue la literatura resarcir del olvido o éste permanece a pesar de todo?
Jiří Kratochvil: En la lengua checa existen las dos palabras, emigrado y exiliado pero “exiliado” es un término muy culto. El emigrado se va del país no por necesidad económica o porque vaya en busca de una vida mejor. El emigrado se va porque si se queda o le fusilan o le encarcelan. Cuando salió el libro por primera vez, en el año 1992, yo esperaba que otros hijos de emigrados se pusieran en contacto conmigo, pero nadie lo hizo así que no sé si esta historia ha servido para que alguno de ellos se sintiera rescatado del olvido. No lo sé. O no lo han leído o no les interesan los destinos de otros niños hijos de emigrados. Nosotros éramos tres hermanos y no conocíamos a otros niños que estuvieran en la misma situación. Estábamos aislados, marginados y quiero hacer una comparación que ahora puede parecer muy fuerte. Si uno está preso en el campo de concentración al menos siente la pertenencia a un colectivo, está rodeado de otros en su misma situación. Pero nosotros estábamos absolutamente solos, aislados, marginados. Creo que me salvé gracias a mi sentido del humor.