El viaje del héroe y sus arquetipos

MIGUEL OLMEDO MORELL.

El viaje del héroe, o monomito, es un término acuñado por Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras para referirse a un patrón subyacente de todos los mitos y leyendas que se pueden encontrar a lo largo y ancho del mundo, incluso entre civilizaciones muy apartadas entre sí geográfica y temporalmente. Lo que lo hace aún más atractivo es el hecho de que puede ir más allá y aplicarse a cualquier expresión narrativa del ser humano, ya que su estructura cubre todas las bases de lo que la mente humana considera como una historia completa y satisfactoria.

Hemos dicho que esta estructura consta de un “viaje”, pero, ¿a que nos referimos con esto? A que el protagonista siempre se encuentra con situaciones similares, aunque estas se presenten de formas diferentes: los mismos desencadenantes de la historia, los mismos obstáculos, los mismos aliados y antagonistas, etc. La diversidad de las historias dependerá de cómo se apliquen, omitan, inviertan o subviertan todos estos elementos.

Según el monomito, toda historia comienza con un statu quo en el que se nos presenta la vida del héroe en el mundo antes de que este cambie debido a los hechos que se desarrollarán a lo largo de la trama. Este paso se corresponde con el acto 1, o planteamiento, de la teoría narrativa de Aristóteles. Esta fase nos permite conocer a los personajes, sus deseos y anhelos, así como adquirir un poco de trasfondo sobre la obra que estamos consumiendo.

En este punto se produce la llamada a la aventura, normalmente a través de la figura del heraldo o mentor. Pero ¿quiénes son estos? El heraldo es una suerte de mensajero que aporta la información necesaria para que el héroe se ponga en marcha. Sin él, la vida del héroe jamás cambiaría y el statu quo se habría prolongado indefinidamente.

El mentor, por otra parte, es quien entrena al héroe y le ayuda a prepararse para su aventura; en muchos casos, este arquetipo se fusiona con el de heraldo. Como el héroe ha llevado hasta ahora una vida hasta cierto punto normal, y los sucesos que le esperan son maravillosos y extraordinarios, necesitará un guía que le enseñe a desenvolverse en este nuevo mundo y a superar los obstáculos a los que se enfrentará a partir de ese momento.

Es gracias a estas dos figuras que el héroe escapa de su vida mundana y cruza el umbral del mundo sobrenatural, de lo extraordinario, donde se desarrollará toda la acción. A partir de este punto se enfrentará al villano, que casi siempre cumple el rol de antagonista. El héroe contará con la ayuda de una serie de aliados, mientras que el villano se valdrá de sus secuaces para impedir que nuestro protagonista tenga éxito. Todos estos actores serán cruciales a la hora de definir cuáles serán los obstáculos a los que se enfrentará el héroe, así como la forma en que los superará. Parémonos a analizar cada uno de ellos:

El aliado del héroe es aquel que le es fiel y cuyo interés principal es que el héroe tenga éxito en su empeño. Dependiendo de su naturaleza, también se le se le puede usar como alivio cómico, ya que tiene un papel a menudo menos serio que el héroe.

Los secuaces cumplen el mismo papel que el aliado, pero para el villano. No debemos olvidar que, para que una historia sea creíble, el villano debe tener sus propias metas y objetivos, es decir, debe considerarse el héroe de su propia historia, y no solo una entidad ilógica cuyo único fin es causar el mal sin motivo alguno.

El traidor o cambiaformas es aquel cuya lealtad no está muy bien definida, o que parece que lo está pero luego cambia de forma inesperada. Puede que al principio sirviera a la causa del héroe, pero luego nos sorprenda siendo un lacayo del villano; o puede que haya estado sirviendo al villano pero finalmente tenga un cambio de conciencia. Incluso puede que sirviera a una causa externa pero finalmente se decante por otra más afín a sus principios.

Gracias a la ayuda, o a pesar de la interferencia, de estos arquetipos, el héroe irá superando los distintos obstáculos que se interpongan en su camino hasta llegar a la confrontación final contra el villano; aquí entramos en el acto 3 de la estructura aristotélica, el punto donde se produce el desenlace y tiene lugar el clímax de la historia. En este momento pueden ocurrir muchas cosas: puede que el protagonista luche y salga victorioso, en cuyo caso la catarsis se produce por el enfrentamiento entre las dos facciones enfrentadas.

También puede ser que el héroe logre robar el elixir o tesoro que llevaba buscando todo este tiempo sin que el villano se dé cuenta; de ser así, el enfrentamiento final consistirá en una persecución en la que su objetivo será huir del antagonista sin que este lo capture o le arrebate el preciado tesoro que ha obtenido de entre sus garras

Sea como sea la confrontación final, lo importante es que, al finalizar esta, el héroe ha escapado del mundo extraordinario en el que se sumergió al principio de la historia y ha retornado al punto de partida, aunque ya no es el mismo que cuando partió. Ahora trae consigo algo nuevo, ya sea la liberación de una fuerza opresora o el elixir que restaurará la vida a una tierra yerma. Puede que se haya encontrado con increíbles tesoros; o, si la historia tiene un carácter satírico o trágico, puede que todo el viaje no haya servido para nada, y que el héroe haya perdido más de lo que ha ganado tras sus aventuras. En cualquier caso, el héroe ha cambiado, y el mundo ha cambiado junto a él.

En este punto es importante señalar que, aunque todos los arquetipos y fases expuestos en este artículo son partes importantes del monomito, es perfectamente posible que muchos de ellos estén ausentes en algunas historias, o incluso que se subviertan. El héroe puede negarse a la llamada a la aventura y acabar ahí la historia, o puede unirse al lado oscuro cuando se le tienta con esta oferta.

¿Os suena esta historia? Lo más probable es que hayáis ido rellenando este artículo con vuestros propios ejemplos mientras avanzabais. Y es que hay tantos como historias existen: de una manera u otra, el viaje del héroe se extiende a todas las narraciones que nuestra especie haya generado jamás. Por eso, la próxima vez que estéis analizando o escribiendo una obra, quizá os resulte interesante echarle un vistazo a El héroe de las mil caras de Joseph Campbell, pues os podría ayudar a entender mejor el ADN de las historias que tanto nos gusta contar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *